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Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción
Image Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción
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Calle de la Iglesia
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Se trata de un edificio del siglo XVI, muy reformado en el XVIII, que está dedicado a la Asunción de Nuestra Señora. Su estructura es de una sola nave cubierta con cañón apoyado en fajones, con una cúpula decorada con yeserías carnosas. El retablo mayor es salomónico y se dice que está bañado en oro; tiene un solo cuerpo y está cubierto de una fina labor de hojas carnosas y frutos. Está presidido por una imagen de la Asunción, la titular de la parroquia, del tercer cuarto del siglo XVI, del estilo de Francisco de la Maza, con pliegues gruesos, amplios y elegantes. La Magdalena del retablo, del siglo XVII, es de algún seguidor de Gregorio Fernández. Si levantamos nuestra mirada, sobre el altar observaremos unas magníficas pinturas de los cuatro evangelistas allí representados. Por último, en los laterales, hay otra serie de tallas como el Cristo de la Guía o una Virgen del Rosario.

 

Lleva coro alto a los pies. La portada primitiva de la iglesia, de medio punto, se coloca en el lado de la Epístola. Ésta se cegó y sustituyó por la entrada a los pies, adintelada, cuando se edificó la espadaña. Ésta es neoclásica, de dos cuerpos y sillería perfectamente escuadrada. El primer cuerpo lleva dos huecos de medio punto, flanqueados por pilastras toscanas. El segundo cuerpo, de un solo hueco, se remata en frontón. Pirámides a los lados de cada cuerpo completan la decoración. La sacristía se sitúa detrás del altar mayor.

 

Los libros de fábrica de la iglesia nos dan cuenta de lo que se debe a las reformas del siglo XVIII:

 

“En la visita de 1745 se daba licencia para buscar un maestro perito que hiciera a traza y condiciones para elevar la cúpula de la capilla mayor, dado que la iglesia estaba cubierta con madera. En 1748 ya estaba levantada, puesto que se pagaba Manuel Maestro Plaza, vecino de Rioseco, ejecutor de la obra de arquitectura, y a Melchor Barrasa, vecino de la Mota, por policromar la cúpula y pintar los Evangelistas de las pechinas. La obra la reconocen los maestros vallisoletanos José y Manuel Morante y Antonio Crespo.

 

A continuación se acomete la obra del abovedado de la nave. En 1754, daba la traza Francisco Campo, quien la comienza a realizar, aunque lentamente, pues en 1758, se le requiere para terminarla, acabando de pagarle por las mejoras en 1761.

 

En 1793, Francisco Javier Emperador hace el reconocimiento para edificar una espadaña nueva, y al año siguiente, Alonso Rodríguez Cortés, dado que la antigua debía de estar en estad ruinoso. La obra no está especificada con claridad en las cuentas, pero posiblemente fue llevada a cabo por el propio Alonso Rodríguez, quien recibe pequeñas cantidades en 1796 y 1797, por obras en el campanario”.

 

CATÁLOGO:

Lado del Evangelio: retablo barroco, de estilo salomónico. Es el mismo que aparece especificado en las cuentas de la Cofradía de Nuestra Señora del Rosario y que se encarga de tallas Carlos Carnicero en 1727 y 1728. En 1739 lo dora Manuel Barreda, vecino de Valladolid. Fue reformado y limpiado por el tallista vallisoletano Silvestre Guillermo, en 1786.

Presenta pintura de la Visitación en el ático. La imagen titular de Nuestra Señora del Rosario es de vestir, y se halla en la actualidad en la sacristía. Tiene vestidos del siglo XVIII. Se encargó en encarnarla el estofador Antonio Rodríguez en 1779.

Presbiterio: Retablo mayor salomónico. En la visita de 1703 se ordena que haga la traza del mismo el maestro Lucas Ortiz. Pero la obra la hace Carlos Carnicero, a partir de 1704. En 1706 se paga por asentarlo en el lugar. Se trata de un retablo salomónico de un cuerpo y ático, recubierto con una fina labor de hojas carnosas y frutos. Tiene puerta disimulada, para acceder a la sacristía. En 1738 lo doraba y estofaba el maestro Manuel Berreda.

 

Presenta las siguientes esculturas:

San Miguel, del siglo XVIII, de buena ejecución. Quizá sea una de las imágenes de talla pagadas en 1708 a ignorado maestro. Magdalena, del siglo XVIII, de algún seguidor de Gregorio Fernández. En el centro del retablo, la Asunción, titular de la parroquia, que es la mejor escultura de la iglesia. Se trata de una talla de tercer cuarto del siglo XVI, del estilo de Francisco de la Maza. Presenta el mismo gusto por los pliegues gruesos de elegantes y amplias líneas, así como el movimiento de influencia juniana, todo ello característico del estilo del escultor. En el ático se encuentran: escultura de Santo, del siglo XVIII, quizá sea el San Antonio Abad que se dora y estofa en 1780 por Antonio Rodríguez. San Roque, de la segunda mitad del siglo XVI. Crucifijo, de buena calidad, del tercer cuarto del siglo XVI. Detrás, lienzo del siglo XVIII, con la Virgen y San Juan, que completan el Calvario.

Lado de la Epístola: retablo salomónico, del mismo momento y estilo que los oreos dos de la iglesia. Tiene las esculturas del siglo XVIII: Santa Bárbara y Cristo, que quizá sea el crucifijo que se paga en 1768 a Melchor García, escultor de Medina de Rioseco.

Otras noticias: en 1674 se adquiere un cuadro, hoy desaparecido, de Cristo abrazando a San Francisco.

Aparecen haciendo pequeñas obras en la iglesia carpinteros como Juan Martín, Rodrigo del Alto, Gaspar Fernández, Diego Zento, Alonso Núñez. En 1794 apoya la espadaña antigua, que se caía, el maestro Ricardo de Morala. En 1767 se paga a Bernardo Castrodeza por componer una pelliz.

Por los inventarios de la parroquia sabemos que tenía una cruz de plata, un viril, un incensario, cálices, etc. La cruz es compuesta por Francisco María Campi en 1785. El año anterior se paga a Manuel Espetillo, platero de Valladolid, por ciertas menudencias. También para la Cofradía de Nuestra Señora del Rosario trabajan plateros, tales como Juan Torizes, vecino de Valladolid, que repara la corona de la Virgen en 1771, o el propio Manuel Espetillo, que realiza una media luna de plata en 1790.

En 1738 hacen postura para la obra del embaldosado de la iglesia los maestros Pedro de Tordesillas, Francisco Moneo y Francisco Hidalgo, vecinos de Velilla, maestros de cantería. La postura final es para Pedro de Tordesillas quien se queda con la obra por 2000 reales de vellón, a pagar en tres plazos.