Nuestra Villa
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Vista de San Pelayo desde las alturas

San Pelayo está situado a 33 km de Valladolid, en la comarca de los Montes Torozos. Este pueblo debe su nombre a un santo mozárabe, probablemente por su cercanía a diversos emplazamientos mozárabes como Wamba y San Cebrián de Mazote. Además, dentro del término municipal y en el pago de Zumacón se cree que existe un despoblado de origen mozárabe donde se han encontrado cerámicas medievales y restos de edificaciones. 

 

San Pelayo apenas alcanza los 50 habitantes, sin embargo esta cifra se ha visto incrementada en los dos últimos años, fruto de una política de dinamización social que el Ayuntamiento ha puesto en marcha.

 

columpio adaptado

San Pelayo es, o era, uno de esos pueblos condenados a morir. Sin bar, sin parque, sin niños, sin actividad, sin recursos. En los últimos años se ha puesto en marcha distintas actividades culturales y dinamizadoras de la actividad vecinal que van desde sencillos talleres a clases de informática, gimnasia, o representaciones teatrales y conciertos. También se ha abierto un nuevo centro social y San Pelayo ha dejado de ser el único pueblo de la provincia sin parque infantil para convertirse en el único en disponer de un columpio adaptado para personas con discapacidad en toda la zona noroeste de Valladolid. 

 

La economía de San Pelayo está basada en la agricultura cerealista, la ganadería ha perdido su importancia en los últimos años y destaca la proliferación de huertos. Desde la eclosión del turismo de interior, San Pelayo dispone también de un hotel rural: Centro San Pelayo.

 

Su caserío tradicional es de piedra y adobe y destaca una casa de sillería del siglo XVIII. 

Espadaña de la iglesiaEn uno de los extremos del pueblo se encuentra la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Se trata de un edificio del siglo XVI, muy reformado en el XVIII, que está dedicado a la Asunción de Nuestra Señora. Su estructura es de una sola nave cubierta con cañón apoyado en fajones, con una cúpula decorada con yeserías carnosas. El retablo mayor es salomónico y se dice que está bañado en oro; tiene un solo cuerpo y está cubierto de una fina labor de hojas carnosas y frutos. Está presidido por una imagen de la Asunción, la titular de la parroquia, del tercer cuarto del siglo XVI, del estilo de Francisco de la Maza, con pliegues gruesos, amplios y elegantes. La Magdalena del retablo, del siglo XVII, es de algún seguidor de Gregorio Fernández. Si levantamos nuestra mirada, sobre el altar observaremos unas magníficas pinturas de los cuatro evangelistas allí representados. Por último, en los laterales, hay otra serie de tallas como el Cristo de la Guía o una Virgen del Rosario.

 

Lleva coro alto a los pies. La portada primitiva de la iglesia, de medio punto, se coloca en el lado de la Epístola. Ésta se cegó y sustituyó por la entrada a los pies, adintelada, cuando se edificó la espadaña. Ésta es neoclásica, de dos cuerpos y sillería perfectamente escuadrada. El primer cuerpo lleva dos huecos de medio punto, flanqueados por pilastras toscanas. El segundo cuerpo, de un solo hueco, se remata en frontón. Pirámides a los lados de cada cuerpo completan la decoración. La sacristía se sitúa detrás del altar mayor.

 

En el centro del pueblo encontramos la Ermita en honor al Santísimo Cristo del Suspiro. Está situada en el centro del pueblo y destaca el recio crucero de piedra que guarda la entrada. 

ErmitaA mediados del siglo XIX ya existía una ermita en el casco urbano de San Pelayo que tras caerse fue derribada en 1970 para construir un nuevo edificio, ligeramente mayor y con tejado a dos aguas, al parecer el original era a cuatro, que se hundió y hubo que levantar de nuevo en 1982. En el interior se conserva la imagen del Cristo original, del siglo XVIII. La cruz de piedra que estaba delante de la puerta también fue cambiada porque hacia 1980 un camión derribó la original.

 

 

El anterior edificio tuvo problemas de conservación desde el siglo XVIII, seguramente por estar construido en adobe, como lo estaban los humilladeros cercanos de Barruelo del Valle y Torrecilla de la Torre, arruinados. Era propiedad de la cofradía de la Cruz y en 1731 el visitador impuso la demolición si no lograban adecentar el edificio. Casi cincuenta años más tarde, en 1797, un devoto de Castromonte encargó una cruz con un Cristo de piedra que, seguramente, sería el que hasta hace pocos años estaba frente a la puerta.

El Caño

El Caño es sin duda una de los símbolos de San Pelayo; se trata de una fuente de tres caños situada junto a la carretera donde es frecuente encontrar gente bebiendo o haciendo acopio de sus afamadas aguas. Fechada en 1829, de factura noble, una inscripción en el frontal reza: "Viva el Rei D Fernando VII siendo alcaldes los señores Caietano i Bitor Alonso y Prior Antonio GR?". 

 

San Pelayo celebra el primer fin de semana de junio sus fiestas patronales en honor al Santísimo Cristo del Suspiro, que originariamente se celebraba el día 6 de junio. Durante tres días la habitual tranquilidad de San Pelayo es rota por la algarabía, las celebraciones religiosas, los bailes, el folclore popular y las comidas con las que los vecinos devuelven la vida al municipio. Sin duda, es reseñable la gran cantidad de gente que se concentra en este pequeño pueblo y el alto nivel de participación e implicación en todos los actos que se desarrollan a lo largo de esta fiesta. Todas las personas que la conocen repiten, porque como allí dicen: “a San Pelayo no se va a ver la fiesta, se va a hacer la fiesta”.

 

En los últimos tiempos, jóvenes y mayores se reúnen también para celebrar Halloween, Carnaval, la plantada del mayo y la fiesta de verano.